viernes, 2 de junio de 2017

LOS MARIACHIS CALLARON

Un día me fui con mi chava a echar pasión, nos pusimos de acuerdo y decidimos ir a un hotel de paso, pues ni en su casa ni en la mía, existían las condiciones idóneas para darnos gusto a nuestras anchas, así que decidimos buscar un nidito de amor aunque fuera rentado por unas horas; estábamos muy emocionados, nos lanzamos cerca de la colonia Doctores, me acuerdo que nos cobraron como 200 pesos, bien barato, comimos antes para no gastar más, solo llevábamos botana y muchos globos para la fiesta.

Apenas abrimos la habitación y comenzamos a desbordar pasión, que si unos besos por aquí, otros por allá; lentamente la ropa se fue haciendo menos; estábamos a punto de comenzar con el acto, cuando de pronto un ruido extraño llamó nuestra atención.

-Me río y sigo poniéndole atención al relato de Eduardo-

¿Escuchaste?, me dijo mi novia. Sí, ¿qué será?, le contesté sin dejar de hacer lo que estaba haciendo; de pronto otra vez escuché el mismo ruido, fue como un grito desesperado; igual pensé que en una de las habitaciones alguien también le estaba dando vuelo a la hilacha, pero ese grito era más de dolor que de satisfacción; me levanté y como dice la canción, "con el amigo parado", fui a la ventana a ver si alcanzaba a observar algo.

Por unos minutos no se escuchó nada, así que decidí volver a lo mío; en eso estábamos cuando los ruidos extraños aparecieron de nuevo, pero ahora con más intensidad y a lo lejos se escuchaban voces y llantos entrecortados, como si a alguien le estuvieran obligando a hacer algo que no quería.

¿No mames otra vez?, no dejan coger a gusto fue lo que pensé y aunque quería seguir con lo mío, no lograba concentrarme, pues los gritos eran cada vez más fuertes, así que de nuevo me paré en la ventana y la abrí para poder escuchar mejor; mi chica también se levantó y se puso junto a mí para poder observar lo que pasaba.

De pronto escuchamos una voz que provenía de la habitación de enfrente; era la voz de un hombre que lloraba amargamente y entre su llanto le pedía a otra persona que no lo hiciera. -Por favor no lo hagas, no seas así-, le dije a mi novia que marcará a la recepción y que les dijera a los encargados lo que pasaba, pues lo gritos eran cada vez más constantes y el llanto iba en aumento.

Ella marcó y cuando colgó, volvió a pararse junto a mí para seguir observando, los encargados del hotel tardaron en subir, en ese lapso los gritos y el llanto se dejaron de escuchar; tocaron la puerta pero nadie abrió así que se retiraron, pero inmediatamente después los gritos comenzaron de nuevo, pero ahora se escuchaban ruidos como si estuvieran peleando, otros huéspedes del hotel se asomaron por las ventanas y estaban tan atentos como nosotros de lo que pasaba.

-No compadre, por favor, no sea así… no compadre, no lo haga, por favor-

¿Neta, estaba pasando lo que estoy pensando?, le pregunté a Lalo; pues no sé, pero algo pasaba en aquella habitación, me contestó y siguió con su relato.

Le pedí a mi chava que mejor se vistiera por si en algún momento teníamos que salir corriendo de ahí, pues uno nunca sabe; hay gente bien loca en esta pinche ciudad, ella se vistió y yo también, recogimos nuestras cosas y esperamos. En la habitación de enfrente seguía pasando algo, los gritos y el llanto continuaban, los encargados del hotel subieron otra vez, tocaron la puerta lo más fuerte que pudieron y al no tener respuesta usaron sus llaves de repuesto para abrir la habitación.

Por un momento ya no se escuchó nada, pero unos minutos después, un hombre corpulento salió de la habitación, usaba un traje de mariachi y sus botas muy bien boleadas; estaba desfajado y se venía subiendo el cierre; no traía bien puesta la camisa y por la forma en la que hablaba y caminaba se notaba que estaba borrachísimo; tras de él salió otro hombre, más bajo de estatura y menos gordo, éste no traía camisa y usaba también el mismo traje; caminaba un poco raro, pero no creo que hubiera sido porque estaba borracho, algo más le pasaba, además se le notaba que él era el que estaba llorando.

¿No mames se lo estaba tirando?, debo reconocer que me dio mucha risa lo que Eduardo me estaba contando- Sí güey se estaban dando fuego, de mariachi a mariachi; le estaba clavando la trompeta al del guitarrón y seguramente como estaban hasta la madre, pues ya al calor de las copas el más grande le quiso demostrar "su afecto", ambos nos reímos.

Los encargados del hotel les pidieron que abandonaran el inmueble, el mariachi más corpulento se negaba, pero amablemente le indicaron que ya habían llamado una patrulla por alterar el orden, así que ambos “hombres” salieron semidesnudos de la habitación cargando sus instrumentos; tan machotes que se miraban, la verdad con todo el alboroto de afuera creo que se nos fueron las ganas de seguir con lo nuestro, así que poco después también nosotros nos retiramos.

Cuando salimos y caminamos rumbo al metro, vimos al par de músicos sentados en la banqueta, bien pedos, uno le sostenía la trompeta al otro; mi novia y yo nos miramos y nos cagamos de la risa, tal vez al más chico ya le había gustado sentir la trompeta de su compadre entre sus manos, seguimos nuestro camino dejando atrás a tan singulares personajes.

La pasión de unos acabó con la pasión de otros, es lo que me queda de esta historia que me contó Lalo, y como dicen por ahí, si sales a echarte unos tragos, hazlo con quien más confianza le tengas, porque así si al calor de las copas las cosas se salen de control, al menos todo quedará entre “amigos”. Nos vemos la próxima recuerden que siempre hay una historia que contar. ¿Quieres que cuente tu historia? Escríbeme a mi correo electrónico elbone089@hotmail.com





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