domingo, 5 de noviembre de 2017

MI CASA NUEVA, MI PEOR PESADILLA

Conocí a un tipo en una fiesta, me lo presentó un amigo de mi esposa, mientras platicábamos y nos echábamos una cerveza me comentó que trabajaba en el gobierno, en el INVI para ser exactos, según él era la mano derecha del mero, mero y que se encargaba de ayudarle a las personas a conseguir créditos para comprar casas o departamentos, no le di mucha importancia de momento, la fiesta se terminó, me dio su tarjeta por si algún día se me ofrecía algo.

Guardé su tarjeta por unos días luego, platicando con mi esposa salió el tema sobre este señor, y la posibilidad de intentar conseguir un crédito para sacar una casa; debo reconocer que la necesidad de tener algo propio me motivó a llamarle intentando de una vez por todas dejar de pagar renta y utilizar ese dinero en algo para mí y mi familia y después de platicarlo con mi esposa llamé a este señor para preguntarle acerca de los créditos.

Me dijo que sin problema podría ver si encontraba algo para mí, que iba a checar que había y me devolvía la llamada. Pasaron dos días y se puso en contacto conmigo, me comentó que había muchas oportunidades para comprar una casa, que le diera chance y me avisaba cuando podríamos reunirnos para platicar; esa misma tarde me dijo que uno de sus contactos le contó de una gran posibilidad para que se me otorgara un crédito, pero como todo tenía un precio yo debía pagar una cuota para que éste se liberara, me pidió dos mil 800 para agilizar el trámite; como pude conseguí el dinero y se lo deposité a su cuenta personal, pues me dijo que era más rápido y más fácil rastrear ese dinero.

Pasaron los días y recibí otra llamada, con mucho entusiasmo me indicó que ya tenía una casa disponible y que sólo dependía de mí si la quería o no, me comentó que debía decidir rápido pues había mucha gente esperando una oportunidad y el que pagara primero se llevaría el crédito y por supuesto la propiedad. Le comenté a mi esposa lo que platiqué con el señor y por la tarde le regresé la llamada para asegurar el crédito y también para saber cómo seguir el trámite.

Muy amable contestó el teléfono, nos dijo que era muy buena noticia saber que sí nos íbamos a quedar con el crédito para la casa y que en ese mismo momento contactaba a su amigo para ordenarle que ya no ofreciera más la vivienda, nos emocionamos al escuchar sus palabras: bueno ahora lo que necesitamos es que depositen una parte del enganche de la casa; mi esposa y yo estábamos muy felices ante la posibilidad de por fin hacernos de un hogar, por eso escuchábamos atentos sus indicaciones.

Haciendo cuentas, se necesitaría un depósito de 16 mil pesos, esto es para los gastos administrativos, el papeleo y parte del enganche, dijo el hombre, también pidió que le llamáramos cuando tuviéramos el dinero. Casi una semana nos costó conseguirlo, como pudimos juntamos hasta el último centavo, le hablamos y nos pusimos de acuerdo para vernos, le hice firmar un papel que yo mismo redacté para hacer más formal el asunto. Por la tarde fui a depositar los 16 mil pesos y le llamé de nuevo para informarle del pago. Me agradeció la confianza y me comentó que se comunicaría de nuevo para darme la fecha de entrega, según dijo, el Jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera en un evento masivo en el Zócalo capitalino nos entregaría las llaves.

Pasaron los días y no recibíamos ninguna notificación, ni siquiera un mensaje, nos preocupamos un poco, así que comenzamos a llamarle para ver qué respuesta nos tenía, primero dijo que hacían falta unas firmas, luego que el expediente no estaba completo; en otra ocasión nos dijo que tenía mucho trabajo, que confiáramos en él. El tiempo siguió pasando, luego ya no nos quiso contestar el teléfono y cuando lo hacía seguía dándonos largas, incluso un día nos dijo que le dolía la muela y no podía atendernos.

Después de un tiempo ya no volvimos a saber de él, fuimos al Ministerio Público a levantar una denuncia, pero nos dijeron que no procedía porque no había pruebas. Hasta la fecha no sabemos nada de él, lo único que advertimos es que es un hijo de su madre, un tipo que se aprovecha de la necesidad ajena para ganar dinero fácil.

Neta que sí estás bien pendejo amigo, fue lo que le dije a Roberto después de contarme su historia, no se puede hacer tratos de ese tipo por teléfono y mucho menos mediante terceras personas. ¡Ya wey por eso te escribo a ti a ver si puedes publicar mi historia y de paso darle una quemada a ese cabrón! No sé a cuantos más ha estafado como a mí.

En la Ciudad de México, existen un gran número de inmobiliarias que prometen ayudarte para conseguir un crédito y obtener una vivienda digna, por eso es muy importante verificar a quién le estamos dando no solo nuestro dinero, sino también nuestros datos personales y documentos legales; pues existen muchas personas que abusan de la necesidad de la gente, pues como dicen por ahí no todo lo que brilla es oro.

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