Usar la bicicleta en la Ciudad de
México parece ser una buena opción para hacer ejercicio, relajar los músculos,
escapar de la rutina, distraerse, sentir como el aire golpea en el rostro, pero
lejos de ser una actividad placentera puede convertirse en una opción
peligrosa.
Erick es un ciclista urbano que tiene ya mucho tiempo utilizando la
bicicleta como un medio de transporte; tiene 30 años de edad y se desempeña como
diseñador gráfico; una y otra vez utiliza la bici para ir a todos lados,
incluso recorre grandes distancias entre un punto y otro; a pesar de que ya
cuenta con muchos kilómetros recorridos, todos los días tiene que ser muy
cuidadoso al transitar por la ciudad.
Este joven, como muchos otros, es
usuario de la red ECOBICI, el sistema de bicicletas públicas compartidas de la
Ciudad de México, todos los días camina desde su domicilio ubicado en la
colonia Santa María la Ribera, hasta la cicloestación que se encuentra en San
Cosme, la que le queda más cerca, a partir de ahí se traslada hacia su centro
de trabajo en la colonia Condesa, lo que le lleva aproximadamente 20 minutos.
“A pesar de que toda mi vida he
andado en bicicleta, siempre debo tener cuidado, pues en más de una ocasión he
tenido accidentes. Una vez, un automovilista abrió la puerta justo en el
momento que yo circulaba por esa calle, salí volando y me torcí un brazo y
todavía el señor me reclamó por haberlo asustado”.
A lo largo de su camino, Erick
transita tanto por avenidas principales como secundarias, dentro de las cuales
debe hacer gala de sus habilidades al volante, para esquivar baches, perros que
por lo regular intentan morderlo o perseguirlo, automovilistas que no respetan
la ciclovía y que la invaden para ir más rápido, hacer la parada o simplemente
estacionarse, incluso tiene que sortear a personas que por no caminar sobre la
banqueta, utilizan el arroyo vehicular e impiden su libre tránsito.
“Te tienes que cuidar de todo y no debes distraerte;
pues con cualquier pestañeo puedes provocar o sufrir un accidente. He visto
muchos y créeme que no es nada grato ver a ciclistas atropellados, golpeados o
tirados en las calles, además de que a nosotros casi nadie nos auxilia, la
gente te ve y se sigue de largo”.
En una ciudad tan grande como lo
es la CDMX en donde los automóviles particulares o incluso los de transporte
público dominan las avenidas, es muy difícil el andar de los ciclistas, pues no
existe una cultura vial ni respeto por los peatones.
“Como en todas las grandes
ciudades, la mayoría de las personas siempre tienen prisa y es común que los
automovilistas y los peatones te la refresquen, te griten groserías, te pongan
obstáculos, te avienten agua, pues todos siempre piensan que tienen la razón”.
No todo es malo al utilizar la
bicicleta, pues en muchos lugares de la ciudad, te permite llegar más rápido y
más temprano a tu destino, otros más lo ven como parte del ejercicio diario;
también con el uso de este medio ahorras dinero, no contaminas, evitas los
congestionamientos viales en las grandes avenidas, entre otros, la cuestión es
aprender a convivir con todo lo que te rodea dentro de la CDMX.
“A pesar de todo lo malo que les
conté, les recomiendo que se compren una bici y salgan a recorrer las calles de
nuestra capital o de cualquier estado. Sin duda es un paseo inolvidable,
conoces lugares llenos de historia, gente de todas las clases, se hacen amigos,
en general yo creo que la bicicleta ejercita tu cuerpo y tu mente”.
Nos leemos la próxima, recuerden
que siempre hay una historia distinta que contar; me despido desde la Capital
Azteca. ¿Quieres que cuente tu historia? Escríbeme a mi correo electrónico. El
autor es reportero, cronista, escritor, especialista en lucha libre y
aficionado al futbol. elbone089@gmail.com
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