martes, 9 de febrero de 2016

RODANDO POR LA CIUDAD TODA UNA AVENTURA

Usar la bicicleta en la Ciudad de México parece ser una buena opción para hacer ejercicio, relajar los músculos, escapar de la rutina, distraerse, sentir como el aire golpea en el rostro, pero lejos de ser una actividad placentera puede convertirse en una opción peligrosa. 

Erick es un ciclista urbano que tiene ya mucho tiempo utilizando la bicicleta como un medio de transporte; tiene 30 años de edad y se desempeña como diseñador gráfico; una y otra vez utiliza la bici para ir a todos lados, incluso recorre grandes distancias entre un punto y otro; a pesar de que ya cuenta con muchos kilómetros recorridos, todos los días tiene que ser muy cuidadoso al transitar por la ciudad.

Este joven, como muchos otros, es usuario de la red ECOBICI, el sistema de bicicletas públicas compartidas de la Ciudad de México, todos los días camina desde su domicilio ubicado en la colonia Santa María la Ribera, hasta la ciclo­estación que se encuentra en San Cosme, la que le queda más cerca, a partir de ahí se traslada hacia su centro de trabajo en la colonia Condesa, lo que le lleva aproximadamente 20 minutos.

“A pesar de que toda mi vida he andado en bicicleta, siempre debo tener cuidado, pues en más de una ocasión he tenido accidentes. Una vez, un automovilista abrió la puerta justo en el momento que yo circulaba por esa calle, salí volando y me torcí un brazo y todavía el señor me reclamó por haberlo asustado”.

A lo largo de su camino, Erick transita tanto por avenidas principales como secundarias, dentro de las cuales debe hacer gala de sus habilidades al volante, para esquivar baches, perros que por lo regular intentan morderlo o perseguirlo, automovilistas que no respetan la ciclovía y que la invaden para ir más rápido, hacer la parada o simplemente estacionarse, incluso tiene que sortear a personas que por no caminar sobre la banqueta, utilizan el arroyo vehicular e impiden su libre tránsito.

 “Te tienes que cuidar de todo y no debes distraerte; pues con cualquier pestañeo puedes provocar o sufrir un accidente. He visto muchos y créeme que no es nada grato ver a ciclistas atropellados, golpeados o tirados en las calles, además de que a nosotros casi nadie nos auxilia, la gente te ve y se sigue de largo”.

En una ciudad tan grande como lo es la CDMX en donde los automóviles particulares o incluso los de transporte público dominan las avenidas, es muy difícil el andar de los ciclistas, pues no existe una cultura vial ni respeto por los peatones.

 Desafortunadamente muchos de los que utilizan la bici para moverse, también infringen muchas normas de seguridad, con lo que ponen en riesgo su propia vida.

“Como en todas las grandes ciudades, la mayoría de las personas siempre tienen prisa y es común que los automovilistas y los peatones te la refresquen, te griten groserías, te pongan obstáculos, te avienten agua, pues todos siempre piensan que tienen la razón”.

No todo es malo al utilizar la bicicleta, pues en muchos lugares de la ciudad, te permite llegar más rápido y más temprano a tu destino, otros más lo ven como parte del ejercicio diario; también con el uso de este medio ahorras dinero, no contaminas, evitas los congestionamientos viales en las grandes avenidas, entre otros, la cuestión es aprender a convivir con todo lo que te rodea dentro de la CDMX.

“A pesar de todo lo malo que les conté, les recomiendo que se compren una bici y salgan a recorrer las calles de nuestra capital o de cualquier estado. Sin duda es un paseo inolvidable, conoces lugares llenos de historia, gente de todas las clases, se hacen amigos, en general yo creo que la bicicleta ejercita tu cuerpo y tu mente”.


Nos leemos la próxima, recuerden que siempre hay una historia distinta que contar; me despido desde la Capital Azteca. ¿Quieres que cuente tu historia? Escríbeme a mi correo electrónico. El autor es reportero, cronista, escritor, especialista en lucha libre y aficionado al futbol. elbone089@gmail.com



FOTO: metascopios.com

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